martes, 16 de diciembre de 2008

Valor del sacrificio

Por. M. José Cicero

Es muy importante hablar del valor del sacrificio, a veces suena muy drástico pero es necesario para alcanzar nuestras metas y objetivos, tenemos que hacer a un lado nuestras comodidades, intereses y propios gustos, pero vale la pena.

El valor del sacrificio es dar ese extra en nuestro servicio diario, a veces hay que anteponer nuestras horas de descanso, esparcimiento y diversión para atender los momentos que se requiere un servio.

Cuantas veces sin darnos cuenta estamos anteponiendo nuestros interese para darle gusto a los demás, por ejemplo: ayudar al estudiante, atender a un enfermo, limpiar algo que se ensucio… y así podemos agregar muchos otros servicios diarios que se van requiriendo.

Con todos los ejemplos mencionados, podemos darnos cuenta que la mayoría de nuestros sacrificios están orientados a servir a lo demás; tal vez, ni siquiera nos habíamos percatado de la importancia que tienen esos pequeños detalles para formar una firme y recia personalidad.

Seamos nosotros los primeros en prestar un servicio que nadie quiere hacer, pues no solamente nos ennoblece sino que nos ayuda a vivir otros valores: compromiso, perseverancia, optimismo, superación… son algunos valores que se perfeccionan a un mismo tiempo, por eso el sacrificio no es un valor que sugiere sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento personal.

Atentamente.

M. José Cicero

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viernes, 12 de diciembre de 2008

Valor de la paz

Por: M. José Cicero


La paz empieza desde adentro, no como quisiéramos verla desde afuera, no depende de las decisiones de los demás sino de lo que llevamos en el interior

La paz es un valor que suele perderse con facilidad, empieza con los conflictos de las naciones y tenemos que vivir su consecuencia; problemas en la familia que a veces nos lleva a una distancia que se nos hace difícil el acercamiento.

Vivimos en una época que se habla mucho de paz y armonía, Sin mencionar que lo mejor de estos ideales esta en el servicio a nuestros semejantes. La paz es fruto de saber escuchar entender las necesidades de los demás antes que las nuestras.

Una de las fuentes de la paz o la guerra se genera en la familia. Los esposos deben ser conscientes que al crear un vínculo conyugal, se comienza a dar la fusión de distintas formas y costumbres de pensar. El arte de convivir, olvidarse del dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía como consecuencia.

Como en todos los valores, se requiere iniciativa personal para lograr vivirlos, conciliarnos nosotros mismos y con nuestros semejantes, esa es la paz.

Ahora que se acerca la fiesta de Navidad y un año nuevo 2009. Hoy hagamos la paz con nuestro prójimo y tengamos el propósito de vivirla, primero en nosotros mismos que eso nos lleva a transmitirla a los demás.

Atentamente.

M. José Cicero

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