lunes, 27 de octubre de 2008

Valor de la honradez

Por: M. José Cicero

Para vivir el valor de la honradez hay que preguntarnos primero: ¿de donde viene la palabra honradez?, una persona honrada es una persona de honor.

Bien dijo: Benito Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz”
Entendemos que hay bienes materiales, pero también hay otros bienes: los intangible, que todos tenemos derecho, por ejemplo la buena fama.

Que mejor jueces que nosotros mismos para saber si en un momento dado actuamos con honradez en todas las circunstancias que se nos presentan, seremos nosotros los que nos reprochemos si realmente fuimos honrados o no, y si no, eso nos convierte en ladrones, para tener una buena consciencia hay que devolver de inmediato todo lo que no nos corresponde.

Todos aprendemos mucho desde el seno de nuestras familias, los padres a desempeñar un trabajo responsable, los hijos aprenderán que la honradez les da la felicidad y la tranquilidad que ellos necesitan para una convivencia exitosa.

Con los hermanos aprenderán los límites que impone la propiedad privada, Ellos saben que deben respetar los bienes de los hermanos y saben también que deben compartir esos bienes con los demás miembros de la familia

Nunca permitan que sus hijos vayan al supermercado, o casa de un amiguito, y traigan algún objeto que no sea suyo.
Nunca permitan que sus hijos se apropien de un lugar que no les corresponda en la fila de espera.
También es muy importante no permitirles que inventen faltas de sus hermanos o de alguna persona, porque ellos tienen derecho a su buena fama.
Así nos sentiremos bien con haber enseñado el valor de la honradez a nuestros niños, y sabremos que esos niños serán unos hombres y mujeres de honor.

Atentamente.

M. José Cicero

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miércoles, 22 de octubre de 2008

Valor de la puntualidad

Por: M. José Cicero


El valor de la puntualidad se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el sitio adecuado. Con disciplina poco a poco se va formando un hábito en nosotros, veremos con alegría la facilidad que tenemos de ser puntuales en una cita: con el médico, en el trabajo, en compromisos sociales, familiares….

Tenemos que estar conscientes que cada persona, evento, reunión, cita o actividad es muy importante y nuestra presencia es la garantía que damos, así que debemos proponernos a ser puntuales siempre, es también ser educados y así obtendremos la confianza de los demás.

Cuando programamos un evento social, deportivo, cultural, tenemos siempre el cuidado de elegir a las personas que nos van acompañar, hacemos una lista, mandamos invitaciones o hablamos por teléfono para que se nos confirme si van a ir, entonces es cuando decimos Si o No, digámoslo sinceramente porque para la persona que nos espera es muy importante, cuando decimos Si es porque realmente ya estamos comprometimos.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar una personalidad de carácter, orden y eficacia eso nos hace ser mejores en las actividades que desempeñemos, y así nos ganaremos la confianza de todos.

La puntualidad no es siempre hacer lo que preferimos o lo que nos gusta, por eso tenemos que estar conscientes. Al retrazar nuestra llegada, solo significa poco respeto a la persona a su tiempo y a sus actividades. Pensemos: ¿que actitud nos gustaría que nos hicieran a nosotros?

Seamos puntuales, hagámosle la vida a los demás más agradable, y eso nos convierte en ser dignos de confianza, vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar mejor nuestra convivencia familiar, profesional y social.

Atentamente.

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sábado, 18 de octubre de 2008

Valor de la gratitud

Por: M. José Cicero

Ser agradecidos con nuestro Creador por el don de la vida, que sin merecerlo nos lo regalo, nos ha dado la oportunidad de ser lo que somos, demos gracias también a nuestros padres, por sus múltiples cuidados, maestros: por su dedicación a la enseñaza, hacer de nosotros hombres cultos y valiosos; al cónyuge por su confianza, amor, y comprensión; a los amigos: por su lealtad, compañerismo; a los jefes: por darnos la oportunidad de aplicar nuestros conocimientos en sus negocios o empresas, a todos ellos por su aceptación.

Solamente con decir gracias se llena nuestra vida de buenos sentimientos por todo lo que hemos recibido: un doctor por su ayuda inmediata en nuestras enfermedades, el campesino por su trabajo en el campo, aguantando toda clase de climas para que nosotros diariamente tengamos comida en la mesa, los científicos para que tengamos mejores herramientas para una vida mejor, los estudiosos para que nos recreamos en las artes, y un sin fin de cosas, ser agradecidos es muestra de un corazón grande.

Cicerón dijo: “que la gratitud, además de ser la más grande de las virtudes, engendra todas las demás”. Enseñemos a nuestros niños a ser agradecidos, que sea para ellos una palabra fácil de decir y pronta en aplicar, veremos con que facilidad los niños aprenden a decirlo, con una sonrisa, un abrazo o un beso eso bastará para seguir viviendo con la alegría propia de ellos.

Siempre estamos pensando en nuestras carencias sin poner atención en todo lo que tenemos y eso nos hace restarle merito a la gratitud, pero si pensamos un poquito en todo lo que hemos recibido nuestro agradecimiento crecerá de inmediato, y así con toda sinceridad daremos gracias desde el comienzo del día, por un brillante amanecer, por que hay vida en nosotros y por todas las oportunidades que se nos presentan, que si sabemos aprovecharlas enriqueceremos cada día más nuestra propia existencia.

Atentamente.


M. José Cicero

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viernes, 17 de octubre de 2008

Valor de la amistad

Por M. José Cicero

¿Que es la amistad? Primero que nada: es un valor universal todos necesitamos de ella, es incondicional, no tiene interés alguno, solamente es el gusto que se tiene a la persona. La conocimos y supimos que nos gustaría conocerla mas, nos identificamos desde el primer momento, fue al principio una conversación corta y sencilla, después vinieron diferentes situaciones donde tuvimos la experiencia de conversar con mas tiempo y rectificamos que realmente nos habíamos entendido bien, paso algún tiempo sin vernos y después, nos volvimos a ver con mas frecuencia así empezó realmente nuestra amistad.

Ya no necesitábamos oportunidades para frecuentarnos, ya nosotros poníamos el lugar, la fecha… Al pasar el tiempo esa amistad se fue volviendo mas estrecha, nos veíamos un día a la semana para conversar de todo lo que habíamos vivido en esos días, ¿cual seria nuestra sorpresa que al cabo de varios años se fue transformando en una amistad verdadera?, nos acompañábamos en los momentos felices, y también en los momentos tristes..

Una sana amistad es donde sentimos que: nos acoge, nos anima y a veces nos consuela, que es leal, no traiciona, siempre esta disponible, es un dar y darse continuamente, es estable y no cambia.

Mantener la amistad es importante para el desarrollo humano, su estabilidad y el mejoramiento de la sociedad, que debemos cuidar y fomentar cuesta, hay que cultivarla estar agradecidos con la persona por su lealtad, su confianza, su generosidad…
¡Poder contar con ellos!, vale la pena el esfuerzo que requiere ser un amigo.

Atentamente.


M. José Cicero

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lunes, 13 de octubre de 2008

Valor del perdón

Por M. José Cicero

Valor del perdón

Hemos conocido a muchas personas a través de nuestra vida: personas interesantes, valiosas, generosas, positivas; pero también hemos sentido el rechazo, la critica, el atropello, la envidia, la competencia y a veces hemos sido victimas de sus actitudes agresivas, y de su mal humor, que nos hemos sentido humillados. Ante esta actitud, que hacer; como reaccionar, como comportarnos para impedir que esto se convierta en un pleito inacabable?

Tendríamos que ignorar al agresor? Poner oídos sordos a sus palabras? Olvidar su ofensa? Sin lugar a dudas la mejor solución será perdonar y olvidar, antes que el resentimiento amargue mi existencia alterando la paz que requiere mi espíritu. Es entonces cuando el perdón al prójimo se impone claramente como la única y verdadera solución que pondrá fin a un diferendo, a una controversia , a un pleito, a una ofensa..

El perdón con uno mismo es también muy importante, somos muy duros en juzgarnos y no soportamos equivocarnos, sin querer hemos lastimado a las personas que mas amamos, tenemos un orgullo mal enfocado, solamente con humildad hay que pedir perdón, y en nuestro interior nos hacemos el propósito de que no vuelva a suceder. En ese momento también viene la reconciliación con uno mismo, amémonos y sintámonos orgullosos de haber tenido el valor de pedir perdón por nuestras actitudes equivocadas y nuestro mal humor, que es el que nos traiciona.

Que importante es educar y enseñar a los niños desde pequeños a pedir perdón cuando lastiman a sus papás, hermanitos y compañeritos de la escuela, ellos el día de mañana sabrán reconocer que lastimaron o agredieron sin razón a sus semejantes y entonces también sabrán pedir perdón con toda humildad. Su vida será llena de armonía porque a veces el sentirnos culpables de algo, viene un resentimiento que la misma palabra lo dice viene otra vez el sentimiento de culpa por haber ofendido o lastimado alguna persona.

Perdonemos con convicción, hagamos del perdón una actitud autentica de que ese perdón sea para siempre, y así acabaremos con los resentimientos que tanto mal nos hacen, vivamos bien con nosotros mismos y con nuestros semejantes.

Atentamente.

M. José Cicero

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sábado, 11 de octubre de 2008

Valor de la sobriedad

Por: M. José Cicero

La sobriedad es el valor que nos enseña administrar nuestro tiempo y nuestros recursos de la mejor manera para vivir sin excesos. Los padres viven la sobriedad cuando se privan de cosas personales, para destinar su economía al bien común: su familia.


La sobriedad nos ayuda a saber comprar solo lo que necesitamos para que en un momento dado estemos convencidos de nuestra adquisición, lo contrario sería comprar cosas inútiles que a la larga serían de poca utilidad o simplemente superfluas.

Para la sobriedad se necesita autodominio, pues la publicidad nos llena de todas clases de productos, haciéndonos ver que esa es la felicidad: un coche del año, comer en los mejores restaurantes, tener ropa de marca etc. La sobriedad no solamente tiene que ver con el manejo del alcohol estar sobrio, este valor afecta otras realidades más importantes de nuestra vida.

Hay que hablar con sobriedad, por tener la atención de un público perdemos la compostura en nuestro vocabulario y nuestros ademanes, también nuestro modo de vestirnos siempre tiene que ser sobrio sin ser demasiado ostentoso, pero eso si pulcro esa es la imagen verdadera.

Para vivir este valor solamente hay que cuidar los detalles, y tener presente que hay que vivir de acuerdo con tus posibilidades económicas, y así la gente te aceptara tal como eres.

Atentamente.

M. José Cicero



M. José Cicero

miércoles, 8 de octubre de 2008

Valor de la magnanimidad

Por M. José Cicero

El valor que nos hace dar más allá de lo que se considera normal, para ser cada día mejores sin temor a la adversidad o a los inconvenientes.

El valor de la magnanimidad es poco conocido, poco entendido y su definición formal tampoco nos lleva demasiado lejos. Todas las definiciones nos hablan de “ánimo grande” o “espíritu grande”. Nos quedan más claros los conceptos contrarios de la magnanimidad: mezquindad, tacañería, pusilanimidad. La magnanimidad es una disposición hacia dar más allá de lo que se considera normal, de entregarse hasta las últimas consecuencias, de emprender sin miedo, de avanzar pese a cualquier adversidad.

El ánimo grande, la magnanimidad, es el valor que convierte a un simple ser humano en un héroe.No debemos confundir una grandeza de ánimo con una motivación extraordinaria e impulsiva para realizar algo, los valores se practican independientemente del buen humor y entusiasmo con que recibimos el día y de la simpatía que tengamos por las personas.

En el momento que vivimos estamos propensos a conformarnos con lo que somos: calculadores y egoístas, orientando nuestros esfuerzos a la adquisición de bienes materiales y a la búsqueda de riqueza... para lograr esto último no hace falta magnanimidad porque la ambición es suficiente. Un ánimo grande se caracteriza por la búsqueda de su perfección como ser humano y la entrega total de su persona para servir a los demás desinteresadamente.

Un ánimo grande aleja de sí toda envidia y resentimiento; supera el temor a ser criticado por hacer algo que considera bueno; tiene la capacidad de afrontar grandes retos con paciencia y perseverancia, y sobre todo, la alegría y los buenos modales son rasgos característicos de su personalidad.¡Qué grandeza de espíritu tiene quien sabe perdonar sinceramente!, sin detenerse a considerar la naturaleza de la ofensa o el mal recibido, comprende y olvida para vivir en armonía con sus semejantes, sabe que al liberarse de esta pesada carga enseña a los demás a vivir el perdón y está en condiciones de lograr la propia paz interior.

Para el magnánimo no existen tareas de ínfima categoría o el temor a cuidar lo que podría denominarse “buena imagen”, actúa con la convicción de cumplir con un compromiso y un deber personal: ayuda a quien goza de menor simpatía en un grupo; saluda con cortesía, cede el paso, o sirve en la mesa al empleado y al amigo por igual; se presta para mover muebles o bultos; asiste con regularidad a sus prácticas religiosas aunque en el medio en que se desenvuelve no sea bien visto.

Toda empresa es un gran reto y las hay de todos tipos, pero las de naturaleza humana son las primeras que deben interesarnos para sacar adelante: los hijos son la empresa para los padres, los alumnos al maestro, los empleados y trabajadores al director de la compañía, el cónyuge, el amigo... ¿Acaso no tenemos deseos de verlos prosperar y ser mejores? El verdadero triunfo de la magnanimidad está en ver por el bienestar de los demás sin medirlos por el beneficio material que puedan retribuir.

Muchas veces pretendemos que las personas mejoren por sí mismas, nos concentramos tanto en sus defectos de carácter, fallas, errores y los convertimos en pretexto para dejar de ayudarlos, nos falta empeño para corregirlos, enseñarles y hacerles entender lo que haga falta para que salgan de esa situación que tanto les afecta. Si son muchos los inconvenientes que vemos en quienes nos rodean, es mucho lo que tenemos que trabajar personalmente en la magnanimidad, para comprender mejor, para servir más...Sería absurdo pensar que este valor excluye otras realidades de nuestra vida, que también son empresas y retos a alcanzar, como perfeccionar y acrecentar nuestros conocimientos, aspirar a un mejor puesto laboral y alcanzar una posición económica desahogada. ¿Es que estas aspiraciones van en contra de la magnanimidad? Por supuesto que no, se desvirtúan por la intención con que se realizan.

Todo aquello a lo que aspiramos, dinero, conocimientos, posición, influencia, deben tener como finalidad un servicio para el prójimo.Es muy difícil entender el servicio si pensamos únicamente en un beneficio inmediato y personal, lo correcto es enfocar nuestro esfuerzo para traspasar las fronteras del egoísmo: si tengo más conocimientos puedo servir mejor a la empresa o a mi país, porque mejoraré sustancialmente mi trabajo y seré más productivo; al obtener un mejor puesto, estoy en condiciones de llevar a la empresa a un mejor nivel y ofrecer superiores condiciones de empleo; al ganar más, puedo ahorrar, invertir, asegurar el patrimonio familiar y la educación de los hijos.

Consideremos que para lograr una grandeza de ánimo es necesario:- cada día y a lo largo del mismo pregúntate: ¿Para qué hago esto? ¿Quiénes se benefician? ¿Puedo hacerlo mejor?- Haz el propósito de prestar al menos un servicio diariamente en casa, escuela, oficina o a los amigos. No olvides en tu lista: hacer lo que más te disgusta o incomoda y a quien menos te simpatiza.- Hoy mismo decídete a olvidar tus resentimientos, envidias y juicios negativos respecto a los demás. - Comienza hoy a mejorar tus modales y ten más cortesía con todos por igual.- Aprende a soportar las contrariedades con serenidad y a dominar la tristeza que pudiera generarse: comentarios negativos hacia tu persona, sean ciertos o no; el contratiempo profesional o escolar; el negocio que no se realizó...La magnanimidad es un excelente medio para robustecer nuestra comprensión, el espíritu de servicio, la generosidad, el perdón y el optimismo.

Todas nuestras acciones se ennoblecen cuando están al servicio de los demás: el consejo, la ayuda, la compañía y hasta el mismo trabajo, son los medios ordinarios que tenemos al alcance para hacer de nuestras labores y aspiraciones algo grande, algo fuera de lo común, algo que pocos están decididos a hacer.

Atentamente.

M. José Cicero

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